Se ha consumido el retrato de 'Dorian Gray' de la civilización occidental

Se ha corrido la cortina detrás de Michael Jackson dejando atrás 50 años de explotación legalizada por parte del sistema que lo encumbró. En Jackson se pueden seguir claramente todas las etapas y efectos de los abusos recibidos. Desde su exacerbado peterpanismo hasta su falta de autoestima y su degradación permanente y constante.

En una sociedad verdaderamente sana la leyenda de Michael Jackson jamás habría existido. Pero esta sociedad ha fabricado los pretextos necesarios para justificar ciertos tipos de abusos. Especialmente aquellos que compensaban en términos de experimentación sociológica y alienación de masas. La ELITE patrocina, con su mecenazgo, a esclavistas y fabricantes de títeres, como el padre de Jackson, especialmente aquellos cuya labor va destinada a destruir la infancia y a servir de ejemplo. El padre de Jacko, al igual que Geppetto, fabricó a base de palo un muñeco que siempre quiso ser de carne y hueso pero que se perdió, por el camino, en el mundo de los 'artistas' y los 'feriantes'.

Luego está la masa hipócrita, la que consume todo aquello que finge despreciar. Empapelando sus casas con la prensa rosa que los escándalos de Michael Jackson iban llenando como por arte de magia. Personas siempre prestas al morbo y a la divulgación del rumor elevado a una categoría quasi-académica. De ahí, luego, a colocar al títere 'Gray' en un lugar oculto de la casa para que su imagen fuera degenerando en la sombra y como si nadie se percatara de ello. La iniquidad de occidente se refleja en el retrato. Si nuestra civilización, en su fachada, parece la silueta de Disneyworld, esta es, sin embargo, la evolución incontestable del retrato que denuncia la apariencia en su interior:

Saint-Exupery dedica el principito al niño que en otro tiempo fue Leon Werth porque "...todos los adultos han sido alguna vez niños aunque pocos lo recuerdan". Bien, Michael Jackson nunca fue niño y es por eso que se pasó toda su vida persiguiendo unos recuerdos infantiles que jamás habitaron en él. Dentro de poco este síndrome se extenderá como una plaga. Niños sin infancia ni futuro, aislados, de sus padres hipotecados hasta las cejas, y entre ellos mismos, gracias a los artilugios de ocio masivo; encerrados en sus enormes y laberíticas zonas suburbiales donde el tiempo no pasa. El Nuevo Orden Mundial habrá llevado a la práctica el fruto de sus experimentos. Otras generaciones clónicas a imagen del padre de Jackson vendrán a cubrir la demanda de los OT y los Factores X del futuro. Pero seguirá faltando alguien que denuncie la EXPLOTACIÓN INFANTIL detrás de tan repugnantes espectáculos.

Nunca-Jamás era la tierra imaginaria donde, se decía, iban los niños que desaparecían en la Inglaterra victoriana. Michael Jackson fue raptado hace ya muchos años por las redes que operan en esta sociedad pero no ha sido, hasta ayer, que ha franqueado las puertas del verdadero país de Nunca Jamás, y no esa maqueta tamaño natural que fue su juguete favorito en vida.

A título particular. recordaré siempre a Jackson como una víctima y no como al culpable de nada. Victimizar es mucho más fácil y cobarde que, por ejemplo, llevar a cabo el esfuerzo titánico de enfrentarse a los dioses humanos y ponerles en ridículo frente a sus propias miserias.

Que descanse en paz, Michael 'Joseph' Jackson, en Nunca Jamás o, quién sabe si, refugiado en un bunker, en una burbuja de cristal, tomando tranquilamente un café con su ex-suegro.